28 de noviembre de 1991

22 años después sigo recordando la última vez que vi a mi padre.

Me tomo muchos años entender que nunca regresaría.

Procesos que se tienen que vivir, tomo sus años, los justos, no más, no menos.

Durante ese proceso de ser consciente y aceptar he vivido momentos muy lindos, en los que mi padre toca mi cara, en los que mi padre me habla. 

El año pasado, mientras estaba en una consulta en el hospital, me comento el doctor que si no había problema que una chica que hacía servicio social en el hospital se pudiera quedar mientras me daba mi consulta, le dije que no.

Cuando terminó mi consulta, la niña se me acerco y me dijo si me podía dar un abrazo, me dijo que tenía un mensaje para mi.

Nunca había visto a esa niña, no la conocía ni me conocía, pero me dijo que me acompaño en la consulta un señor, que de hecho siempre me acompaña, que le pedía a ella que me dijera que lo perdonara por haberme dejado sola, que no quería, pero que sabía que eso fue el inicio para que yo fuera lo que ahora soy, que estaba muy orgulloso de mi y que nunca, nunca se iba alejar de mi, que no le llorara. 

En alguna otra ocasión mientras estaba con un grupo de amigos, Sylvain me dijo que alguien me estaba acariciando la cara, que lo podía ver, yo sabía que era mi padre.

Papá, sé que nunca nos dejaste solas, que siempre estas con nosotras, que nos cuidas, que nos acompañas a todos lados, gracias por haber sido mi padre, gracias por regalarme la dicha de tenerte como mi papá, de gozarte físicamente 13 años, gracias por todo lo que me enseñaste, gracias por todo.

Existen días en que el dolor de no tenerte me pega mucho, la forma en que te fuiste es una marca que tengo, una herida que tengo y por momentos toco, la sigo sanando. 

Soy lo que soy ahora gracias a ti, a tu educación, a la herencia de todos mis ancestros.

Te amo papi, algún día nos volveremos a ver, veré contigo un partido de las Chivas y bailaré contigo a este ritmo ..... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario