¿Qué vas a hacer?

¿Te digo la verdad? No tengo ni idea, ni la más mínima idea.

La vida, para nuestra suerte o desgracia, no tiene nada que ver con un viaje concertado en una agencia, no  hay rutas, ni horarios, ni siquiera nos dan un mapa que nos sirva de guía.

Una mañana uno amanece con una idea clara de hacia dónde quiere llegar, las paradas que va a efectuar para el camino y el lugar donde va a repostar, y sin embargo, a la noche nos encontramos completamente desorientados, sin saber muy bien si nuestra ruta se encuentra hacia la izquierda o derecha del camino, pese a todo, por más perdidos que estemos algo nos dice que no podemos detenernos, que debemos  tomar una decisión, a veces  esa decisión consiste en echar la vista atrás, en volver sobre nuestros pasos a encontrar el punto donde nos equivocamos y perdimos el rumbo.


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