Bien dicen que lo que siembras cosechas.
Siempre me he considerado una mujer muy afortunada, por muchas cosas,
también es cierto que muchas veces siento que soy la mujer más
desafortunada, por un tanto más de cosas.
Es cierto, carezco de muchas cosas, muchas veces estoy más al pendiente
de todo eso que me falta, de todo eso que no tengo y presto poca
atención a todas las que sí tengo, a montones de virtudes, de
bendiciones y cosas a favor que sí tengo. Creo que a la mayoría de los
seres humanos nos puede pasar eso, lo bueno es que siempre existe gente
que te recuerda que las cosas las has hecho bien, que no todo en ti es
errores y desgracias.
El fin de semana pasado me la pase fuera de casa, en la mañana, muy
temprano, me quede de ver con una querida amiga que tenía por lo menos
dos años sin ver, sin saludar y sin darnos un abrazo de esos que se
sienten en el alma.
Nos pusimos de acuerdo para por fin vernos y platicar de todas las
cosas que hemos vivido en estos dos últimos años, la verdad es que moría
de ganas de verla.
Cuando llegue al lugar donde nos citamos, fue vernos y darnos ese
deseado abrazo de amigas que se adoran, jajajaja lo recuerdo y me vuelvo
a poner con la piel chinita jajaja
La vi y lo primero que me dijo fue ¡¡Te ves hermosa amiga querida!!
Jajajaja ¿Cómo no adorarla si te recibe con una frase como esa? Jajajaja
Nos dieron las dos de la tarde hablando y hablando y hablando jaja me
siento tan bendecida de tener amistades que ven por mí, por mi bien, que
me aprecian, que me siente de su familia y como tal me tratan.
Ella es una mujer increíble, he aprendido montones de cosas con ella,
siempre tiene las palabras correctas, muchas veces duras y tal cual las
dice, pero esas son las que se agradecen, las que van directas y con
todo el amor.
Siempre he visto en ella a una mujer entregada, en todos los sentidos,
en su trabajo, en su casa, con su familia, con sus amigos, con su
pareja, una mujer de una pieza, o como dicen en Argentina, una mujer de
planta, de esas que ya no se dan.
Su fuerza y su entereza para afrontar cada reto que la vida le ha
puesto es de admirarse, tengo años de conocerla jajaja al principio
recuerdo que la veía y me daba como miedo jajaja siempre su gesto era de
seriedad, de esas personas que dan poco espacio para que uno se pueda
acercar y comenzar con una amistad, al paso de los años he comprendió
por qué es así.
La quiero mucho, siempre me ha mostrado lo gran mujer que es, lo gran
amiga que es.
Yo deseo de verdad que la vida le siga recompensando lo increíble que
ella es con los que la rodean, con los que tenemos la dicha de verla más
allá de ese gesto de seriedad que casi siempre tiene.
No es mi única amistad con cara de pocos amigos jajajajaja pero la
verdad es que esos son los que más se goza, esos que saben elegir a sus
amistades y soy yo de esas bendecidas.
Te quiero amiga, gracias por todo, sé que la vida te seguirá llenando
de retos, tal vez cada vez más duros, pero sé que saldrás victoriosa de
cada uno de ellos. Dios te bendiga.
Ya más tarde fui invitada a una comida para la celebración de los 81
años del abuelito de mi novio.
Tengo que confesar que me daba mucha pena ir.
No es que fuera la primera vez que iba, tengo la fortuna de ya haber
visitado a su familia materna en varias ocasiones anteriores a esta,
pero esta vez era algo particular, iba a ir a la casa de la familia de
mi novio, sin mi novio jajajaja.
Por cuestiones de trabajo él no pudo asistir a esa comida, pero ambos
ya teníamos la invitación, por lo que nos esperaban.
Recuerdo que al salir del desayuno con mi amiga, tome camino para la
casa de sus tías.
El primer reto era llegar a la casa jajajaja digo, sé llegar al metro
más cercano, después es caminar o tomar un taxi para llegar a la casa
jajaja como siempre me llevaban, nunca fui para ver por qué calles eran
los accesos así que mientras pasaba por una gelatina para no llegar con
las manos vacías, por celular me iban dando las instrucciones de cómo
llegar a la casa.
La comida estuvo increíble, la sazón que tiene para cocinar es
sensacional, pero eso es lo de menos.
Desde el primer día que llegue siempre se han portado de maravilla
conmigo, me siento tan afortunada de que me hayan abierto las puertas de
su casa, la forma en que me han tratado no tengo forma de agradecerla,
las palabras que siempre me dicen y la forma en que siento que me
procuran es de verdad una enorme bendición que Dios me da.
Creo que nunca lo he dicho, mal hecho, pero tengo mucho que
agradecerles a todos los que forman parte de la familia Martínez, cada
tía es especial, cada una, a su modo y de forma muy diferente, me ha
mostrado el aprecio que me tienen.
Algunas ocasiones nos hemos quedado a dormir con ellos jajaja una de
sus tías ya hasta me daba la pijama para irme a dormir el sábado en su
casa jajaja.
Es una familia que me abre las puerta de su casa y yo sólo les puedo
corresponder de la misma forma, abriéndoles las puertas de mi casa, que
de alguna u otra forma sepan que cuentan conmigo para lo que necesiten,
que agradezco mucho cada detalle que tienen para conmigo, y que lo único
malo que les veo es que todos son americanistas jajajajajajajajaja.
Ya, fuera de chunga, la verdad es que después de un par de semanas que
odie con todas mis fuerzas, por montones de situaciones, sólo pedía a
Dios claridad en mis pensamientos y dejaba todo en sus manos para que
él, sabiendo que es lo mejor para mi, pusiera las cosas en su justo
sitio.
El fin de semana me mostró que soy merecedora de muchas cosas lindas
que pasan en mi vida, que igual los retos que me pone, que algunos los
he superado, otros no, es sólo para que pueda darle el valor a todas las
cosas que sí tengo, a todas las bendiciones que me da y agradecer que
siempre me pone en el camino gente que vale la pena.
Soy buena bestia y a las pruebas me remito, tengo mis defectos, que son
muchos, pero son menos de los que tenía hace unos ocho años, soy otra
mujer, una que se cae, que se levanta, que aprende, que cuando odia,
odia, que cuando ama, ama, que cuando se equivoca, tiene los pantalones
para pedir perdón, para disculpase, para pedir una oportunidad más, una
mujer que esta aprendió que esto es la vida, que esto es vivir y que
sigue en el aprendizaje día a día de gozar y sobre todo de aceptar lo
bueno que la vida le da.
Dicen que la vida es buena cuando uno aprende a aceptarla y en la vida
no todo es miel sobre hojuelas, tengo un tanto de penas en mi alma, pero
son muchas más las dichas que tengo.
Así que ya lo dicen Odín ¡¡¡¡A vivir!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario