7 de Noviembre, "Dìa del Ferrocarrilero"

Antes de verlo lo escuchaba, mi memoria no me proporciona datos exactos pero mi madre me dice que cuando yo era un bebe los gritos de susto eran porque una maquina del ferrocarril pitaba justo frente a la casa, porque está en medio de dos calles principales, así que cuando iba a pasar el tren pitaba antes de cruzar la casa para avisar en la primer calle y pitaba justo frente a la casa para avisar que pasaría por la segunda calle, de hecho con todas mis hermanas le pasaba lo mismo, a la fecha vivimos en esa casa y es escaso o diría nulo el ruido de una maquina del ferrocarril.


Recuerdo que ya un poco más grande consiente y como todo niño imitador, cuando escuchábamos el primer pitazo de la maquina todos los vecinos salían corriendo con un grito de enorme alegría que decía “¡El tren!, ya viene ¡El tren!” y cual caballos todos los niños de entre 5 o 7 años salíamos corriendo pero de verdad corriendo para ver como pasaba el tren frente a la casa, algunos le aventábamos piedras, ¿Por qué? A la fecha no podría decirlo, pero así era, salíamos todos los chiquillos gritando “El tren, el tren” y éramos tan felices escuchando su clásico ruido.

Esa fue la primera vez que lo vi, ese fue mi primer contacto con el tren jajajaja como a los 5 años y lo que hice fue apedrearlo jajajaja, quien me iba a decir lo que después el tren haría por mi y por toda mi familia.

El siguiente contacto con el ferrocarril fue una vez que mi padre, así sin más, cenando nos dijo, ¡vámonos a Guadalajara! Jajajaja mi mamá dijo sí ¿Cuándo? Jajajaja a lo que mi padre respondió “pues ahora mismo” jajaja, recuerdo la cara de mi madre jajaja, nosotras felices de saber que saldríamos de viaje, sabíamos que ese viaje a Guadalajara era un clásico en mi familia, por lo menos una vez al año mi padre tenía que cumplir con una promesa que le hizo a la virgen cuando le pidió que mi madre se casara con él, luego les contaré esa historia, pero así era, mi padre tenía un compromiso al que no fallaba y pues esa vez dijo que nos iríamos a Guadalajara ya mismo.

Una vez que todo quedo listo para salir fuimos a la centrar de autobuses para salir pero las corridas ya estaban agotadas por lo que mi papá dijo que sería una buena idea que viajáramos en tren, así que salimos “pitando” jajaja hacia la central de Buenavista para salir en el tren, pero “gua, gua, gua, guaaaaaa” jajaja el próximo tren saldría hasta el otro día a las 7 de la mañana jajaja así que el viaje se realizó ese mismo días, ya más tarde pero en autobús.

Yo recuerdo haber entrado a un lugar enorme, lleno de bancas, con pisos que me invitaban a llegar con mi bicicleta para aventarme unas buenas carreras, yo tendría como unos 7 u 8 años. Después de esa noche no volví a saber nada de los ferrocarriles hasta que llego la hora de hacer mi servicio social.

Ya tenía yo unos 17 años cuando en la escuela me pidieron que fuera buscando en donde hacer mi servicio social, mi carrera era Informática y una vecina me invito a entrar en lo que en ese momento era Ferrocarriles Nacionales de México, fui hacer mi solicitud, recuerdo haber entrado a un edificio enorme, lleno de gente, con 8 elevadores, cuatro llegaban del piso 1 al 7 y los otros 4 subían directo al piso 7 hasta el 13.

Eran unas oficinas llenas de gente, con muchos cuadros de maquinas, de paisajes, con decoración de acuerdo a lo que ese edificio representaba, la casa de los ferrocarrileros.

En ese momento no me quede, paso un año hasta que el teléfono sonó y me avisaron que si aun me interesaba hacer mi servicio social en ferrocarriles, a lo que respondí que sí.

Me presente y a la primera ferrocarrilera que vi fue a la Sra. Elsa Rolda, adorada señora, a la que a la fecha puedo decir que es mi amiga, recuerdo que llegue y la vi, una señora, hermosa, llena de luz, de color, de amabilidad, que me dio uno de los primeros consejos que a la fecha recuerdo.

Así empezó mi historia con el ferrocarril, haciendo servicio social en la Gerencia Jurídico Laboral, a lado de otra señora maravillosa María Esther Licona, una mujer con una personalidad arrolladora, por desgracia la historia de esa señora paso a ser de las grandes historia que se cuentan en una empresa en donde se logra formar esa otra familia. Un viernes por la noche se le vio salir, feliz llena de vida, con ganas de fiesta y el lunes que todos llegamos no la vimos, fue hasta el miércoles que nos enteramos de un terrible accidente que sufrió, jamás la volví a ver, las historias que se cuentan son muchas, pero la historia que yo tengo con ella es maravillosa, desde que la conocí sentí el apoyo que durante toda mi colaboración con ella, jamás deje de sentir.

Hice mi servicio social y justo en esa empresa cumplí los 18 años, lo que hizo que me dieran oportunidad de trabajar y formar parte de esa hermosa familia ferrocarrilera.

Aquí sigo, a mis 30 años sigo en la cosecha de historias, de vivencias, de anécdotas, de sonrisas, de tristezas, de llanto, de corajes, hasta de injusticias en la empresa que me abrió las puertas de su casa para formar parte de ella, para aprender, para recibir millones de alegrías y bendiciones que solo una empresa como Ferrocarriles Nacionales de México puede brindarnos.

El Ferrocarril dejo de pitar hace 10 años, los ¿Por qué?, pueden ser muy tristes y frustrantes por eso no me interesa ni siquiera pensarlos por ahora.

El ferrocarril termino su vida y la vida de mucha gente termino junto con la del ferrocarril.

Las historias son muchas, de todo tipo, pero todas solo son vida, una vida que agradezco con el alma.

¿Que no me ha dado ese ferrocarril? Creo que todo me lo ha dado y este día 7 DE NOVIEMBRE, quiero agradecerlo desde aquí, desde la intimidad de mi casa, desde una habitación que está llena de todo lo que ese ferrocarril me ha dado.

7 de noviembre, Día del Ferrocarrilero.

Viva el ferrocarril, viva en la memoria de todos los que hemos sido afortunados de ser parte de su historia.